Si hace poco veíamos mejorar su forma al rocoso “Fierro” Martinez corriendo delante de sendos Jandillas, hoy os presentamos un nuevo método de mejora del rendimiento desarrollado por el incombustible jugador-empresario padelero de la Costa, Enrique “porserpatía30euros” Parrilla, gerente de Encris Sports, padel&bikes, y conocido en los círculos del PPT por ser el terror de Dandy Lamperti y Mati Díaz.
( Atención: No lo intentéis solos en vuestra casa )

Se nos ponen los vellos “de punta” nada más pensarlo. Al igual que algunos inconscientes culturistas consumen anabolizantes para desarrollar su musculatura en tiempo record, nuestro amigo Enrique, ávido de cosechar resultados, cual Astérix del siglo XXI, ha sucumbido a los encantos de esta particular pócima deportiva, la cual comercializa a diestro y siniestro desde su tienda. No es raro verle en la pista bebiendo algo que trata de ocultar, mientras los rivales asisten atónitos a esta transformación.

Este método, ideado mientras leía un cómic, consiste, al igual que hace el temido galo, en la ingesta de una pócima mágica servida en viales y compuesta según el por vitaminas y L-Carnitina, pero que a tenor de la transformación que sufre su organismo tras la toma, la agresividad que adquieren sus golpes, la súbita subida de temperatura, aumento del tono muscular y dilatación de sus pupilas, creemos que en su composición hay alguna sustancia no declarada, no digo que sustancias psicotrópicas…pero algo raro hay, juzgad vosotros mismos.

En las imágenes, primero podemos ver a Enrique como una persona normal, antes de iniciar un partido. Luego, tras la ingesta, podéis ver su transformación en el Mr. Hyde del pádel, lo que se pone de manifiesto en su temida volea de derecha en carrera, la cual yo mismo he sufrido, aunque visto lo visto, ha de mejorar su fórmula para próximas contiendas. Además su garganta empieza a emitir sonidos guturales de ultratumba que repite por doquier, tales como “Primo: llévate la Varlion”, “A ti lo que te hace falta es una bicicleta” y cosas así.
Esperemos que el bueno de Enrique ( el sabe que lo apreciamos un montón ) no le coja el gustillo a estas cosas, que luego crean adicción…ya se sabe.